Al principio me desagradó en algunos aspectos, pero después fui entrando en ella y logró seducirme, sin apasionarme. El Último Comandante resultó ser una película con ciertas fallas, de esas que se obvian fácilmente cuando recordamos lo loable que es hacer cine en Centroamérica y los 14 años que ha llevado producirla; errores que no trascienden, como cuando nos molesta que nuestra pareja deje tirados los calcetines al lado de la cama.

Leer reseña en Vida Impropia Blog