A propósito del 15 de febrero, instaurado como el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer Infantil, pensé en lo difícil que es para miles de niños y niñas y sus familias luchar contra esa enfermedad. No es fácil, pero es posible.

Y es que creemos que a nosotros no nos va a pasar, aunque todos conocemos a una amiga, a un familiar de una amiga o a un pariente que tuvo cáncer. Siempre hay una historia que contar cuando el cáncer es el tema de conversación.

A mí me tocó vivirlo de cerca. Mi hermana menor tuvo Retinoblastoma, un tipo de cáncer ocular que se presenta en 1 de cada 15 mil niños y que solamente lo padecen niños y niñas en los primeros dos años de vida. Yo tendría unos 10 años y no entendía por qué teníamos que ir constantemente al hospital Manuel de Jesús Rivera “La Mascota”, por qué mi hermanita pasó mucho tiempo en tratamiento o por qué varios de los niños y niñas que recibían tratamiento con ella, no los volvimos a ver.

Después de tantos años, ahora entiendo que mi hermana al igual que otros niños y niñas recibió tratamiento oportuno y tuvo mayores probabilidades de curarse. Hoy ella tiene 32 años, es una sobreviviente de cáncer y es madre de un niño que desde que nació está bajo chequeo médico, por el riesgo de heredar el padecimiento.

Con esta historia personal me uno a la campaña #CreaConciencia que promueve la importancia de detectar a tiempo el cáncer. No esperemos ser parte de las estadísticas, hagamos costumbre el revisarnos, prestemos atención a esas señales que nos da el cuerpo, realicémonos chequeos médicos periódicos. La experiencia lo ha comprobado, la detección temprana es el mejor escudo en la lucha contra el cáncer. ¿Hace cuánto fue la última vez que te realizaste un chequeo médico?