Mi familia Crea
Cuando Claudia Neira me pidió integrarme a Crea Comunicaciones, lo tomé con mucho entusiasmo. Para ese entonces aún no había terminado la universidad de manera que se trataba de todo un reto, no tanto por ser mí primer trabajo sino por la trayectoria y experiencia de las personas con las que iba a trabajar. Eran mujeres con años de experiencia en diferentes espacios de la comunicación y con un factor en común: todas tenían la astucia de la Chilindrina.
Difícilmente podía darles vuelta pues conocían muy bien su trabajo. Todas venían de ser reporteras, editoras o de hacer otros trabajos que ni siquiera me imaginaba. Necesitaba adaptarme a la velocidad de sus pensamientos y tratar de ponerme a tono de las circunstancias. Y cuando hablo de velocidad, no me refiero a la rapidez con que habla Claudia Neira, sino de cómo responder de inmediato a sus demandas.
Desde ese entonces no paré. Siempre busqué ponerme a tono con cada experiencia y dejar atrás el reto para volverlo una necesidad. Y así crecí junto a Crea, primero en Relaciones Públicas, luego en Monitoreo, apoyando en Comunicación Estratégica hasta llegar a Producción donde estuve los últimos años y aunque fue una locura, fue una de las áreas de mayor aprendizaje.
Un día imprimí unas tarjetas y a los siguientes pasé a conceptualizar, cotizar, planificar y organizar actividades hasta para mil personas con lo que aprendí que montar y ejecutar un evento no es sólo decorar un local. Mi día pasaba entre una imprenta y una metalúrgica, entre colores, tipos de materiales y estructuras. Como en la física, en todo esto tenía que aplicar principios y leyes que en Crea se simplifican en sobrio, elegante y distinguido, que no tienen nada que ver con la Chilindrina pero son la identidad de Crea.
En los casi ocho años que dejo en Crea Comunicaciones, no sólo crecí profesionalmente, también fue un avance personal, empecé a ver el mundo con la practicidad que hoy me caracteriza y fortalecí mi personalidad. Aunque me despido de Crea seguiré teniendo a esta familia que me vio crecer y me permitió ser yo mismo. Seguiré siendo una creatura que disfruta la alegría de pertenecer a esta familia.